¡HISTORIAS CONTADAS!
DON JESÚS LÓPEZ PÉREZ
FORJADOR DEL PUENTE DE CHAMPOTÓN
Y los días se han convertido en semanas, estas en
meses y ellos en años, decenas, centenas, mil quizás o un poco más son las veces
que los champotoneros, propios y
extraños han pasado por el “PUENTE”, esa
estructura de concreto y fierros cuya apariencia simple une de manera terrestre la Península de Yucatán
con el resto del País, cuando menos por una parte.
Nadie, nadie duda de que el hipotético desplome del
Puente provocaría entre muchas otras cosas, pérdidas multimillonarias. En
efecto, el Puente de Champotón no es arquitectónicamente la “octava maravilla”,
su valor no radica en ello, su valor, su importancia es de una “simpleza sin
igual”, Unir a dos pedazos de tierra.
Y es por ello, precisamente, por la importancia que
tiene este Puente para la Península de Yucatán, que un servidor va en busca de
aquellos Hombres que hicieron posible la construcción de esta importante vía de
comunicación.
213 metros de longitud (incluyendo aproches), 4
trabes de 5 pulgadas cada una, 3 lozas de 10 centímetros de espesor, dos
carriles de cuatro metros de ancho cada uno, 6 metros de altura, 2 bases en
agua hincadas a 14 metros de profundidad son las características principales del Puente
nos ilustra con conocimiento de causa Don Jesús López Pérez, uno de las 39 personas que en enero de 1968 dieron inicio
con los trabajos de construcción.
Don Jesús originario del Distrito Federal y quien en
su haber profesional 35 años de sus hoy 75 los dedicó a la construcción de más
de 80 puentes en todo el país, entre ellos el Suchiate y el Tampico, un
aproximado a los 15 en el estado de Tabasco, nos recibe en su casa aquí en
Champotón, Don Jesús casado con la señora Gloria Valdespino Almanza, sus hijos
Arturo, Patricia, Mario y Gloria, es un hombre contento con la vida y que ama además de su familia a Champotón.
Y es este personaje que con enorme gusto no pone
ningún reparo para hablar sobre el Puente, y es su plática la que hoy nos ilumina
y finalmente sabemos que el proyecto inicial era la Construcción de 2 Puentes,
uno de ida y el otro de venida.
“Si observas te podrás dar cuenta que el puente en
su bajada hay una curva y finalmente se sale rumbo a la avenida, en apariencia
se podría pensar que está mal diseñado, la realidad es que el proyecto inicial
contemplaba una circulación diferente, en palabras más simples podríamos decir
que los vehículos bajarían del puente y seguirían su marcha de manera “recta”,
el trazo proyectado era rumbo por lo que es hoy la calle 26” nos dice Don
Jesús.
Don Jesús nos comenta que jamás supo los motivos por
el cual no se construyó el otro puente, simplemente añade que la construcción
del único que se hizo les llevó un año, ignora también el costo de la obra,
“eso nada más lo sabían los jefes, los dueños de la constructora PYCSA (Puentes
y Construcciones Sociedad Anónima), una empresa a la cual le guarda mucho
cariño.
Como siempre y con aquello de que “la curiosidad
mató al gato”, la pregunta obligatoria, ¿Cuáles son los riesgos de que se caiga
el puente?, -Don Jesús creo que no se soltó a reír por cortesía-, su respuesta
fue simple, “Por este Puente puede pasar hasta un ferrocarril completo, es muy
fuerte, fue planeado y construido para que dure 100 años, apenas lleva 45,
donde si tengo que aceptar que existe alguna “irregularidad”, pero que no es
motivo de ninguna alarma, es en el hecho de que hasta donde yo sé, no se ha
llevado a efecto el cambio de “cojinetes” (piezas de “hule”, Neopreno) que se
ubican entre espacios de las lozas, este Neopreno sirve para amortiguar los
golpes entre las lozas provocados por el paso de los automotores, para
disminuir la fricción, déjame decirte que todo puente tiene un movimiento
natural horizontal y verticalmente, este es el único detalle existente, por lo
demás el Puente aguanta y seguirá aguantando”
Hoy y gracias a Don Jesús López Pérez he satisfecho
mis interrogantes del pasado, hoy los champotoneros, cuando menos la mayoría,
ya sabemos un poco más sobre la historia de nuestro Puente.