sábado, 20 de abril de 2013


HISTORIAS CONTADAS

¡EL BAT BOY DE ORO!

 
HÉCTOR VALDESPINO “BEJIGO”

 

Pata de conejo, colmillos de quien sabe que, collares multicolores se funden en un todo, artilugios que siempre de manera cotidiana acompañaron la figura de Héctor Valdespino Almazán, si, en efecto, el bien querido “Bejigo”.

Ahí, en el montículo, el pitcher “enemigo” se prepara para lanzar el “dardo envenenado” que motive el canto del tercer strike, en el plato, en el jom, el cátcher mueve sutilmente los dedos de la mano, 2, 1, afuera o adentro, el bateador blande la madera y con la mirada fija en la esférica espera el lanzamiento, los gritos en la tribuna se dan al por mayor, ni lanzamiento, ni batazo, no hay bola surcando el aire y mucho menos el canto del strike.

Y aun así, la gritería alcanza los máximos decibeles, ¿El motivo?, Bejigo, siempre Bejigo, es este el batboy del equipo de casa que desde un punto cercano al terreno de juego “lanza conjuros, inicia el ritual de las 7 sabanas, escupitajo por acá, escupitajo por allá, mirada “venenosa” hacia el pitcher y cátcher, y para variar y como no queriendo la cosa deja “rodar” hasta los pies del pitcher “enemigo” pelota negra de béisbol…


…Un grito del umpire obliga a detener la jugada, por supuesto, no es posible continuar estando otra pelota en el terreno de juego, la bola negra a unos cuantos centímetros de los pies del pitcher espera ser recogida y sacada del campo, el lanzador se niega a tomarla, es más se aleja un poco, al final de cuentas obligado por el umpire y por la gritería del respetable no tiene más remedio que recogerla y  lanzarla con destino al bullpén del equipo de casa…


Play ball se canta, el lanzamiento surca el aire, la esférica jamás llega al guante, su camino es truncado por fuerte batazo, hasta el otro lado de la cerca, las bases quedan limpias, la victoria es del equipo de casa,  el Maleficio, embrujo, hechizo o quien sabe que de “Bejigo” funcionó de nueva cuenta.


Su gracia Héctor Alfredo Valdespino Almanza, vio la primera luz ahí por el año de 1950 de un 10 de agosto en México Distrito Federal, hijo de Domingo Valdespino Rodríguez y María Almanza Burgoy. “Bejigo” pasa parte de su niñez en el DF y Veracruz, sin embargo desde los 8 años de edad llega a Champotón, ciudad donde vivió toda su vida en compañía de su hermana Gloria  Valdespino Almanza.
Héctor “Bejigo” desempeñó diversos oficios a lo largo de su vida, bolero, pescador, lavador de autos y otros, pero el que al final de cuentas llenó su vida y que hizo ser muy querido por los champotoneroes fue su amor por el béisbol y eterno seguidor del equipo de casa, Bat Boy vitalicio de los “Guerreros de Champotón.

“El Bejigo”, el bat boy de los Guerreros de Champotón, el bat boy que aun en terreno ajeno recibió muestras de afecto y de cariño, el bat boy que tuvo la dicha de codearse con grandes peloteros, el bat boy que cada partido aportaba su pasión y hacía posible el disfrute de la fanaticada propia y extraña.

Hoy, a un año de su sensible fallecimiento seguimos recordando con afecto al buen “Bejigo”. En Champotón como dice la canción: “pasarán los días, pasarán los años…” pero siempre cuando se hable de béisbol surgirá invariablemente el nombre de Héctor Valdespino Almanza. “El Bejigo”.

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