PERSONAJES QUE DAN
VIDA AL PAISAJE URBANO
Por: Juan Aarón CHONG HONG
El dominio de la oratoria es casi perfecto, el tono de
voz baja o sube, la modulación, los gestos, los ademanes en total sincronía con la palabra.
Las frases cual agua en cascada brotan y caen, la
temática invariablemente es la misma: “La Palabra de Dios”.
Muy pocos saben o quizá nadie, ¿Quién es, cómo se llama,
de dónde viene?, lo único cierto es que casi todas las mañanas, ahí, en las
puertas de lonchería ubicada a escasos pasos de Palacio Municipal, con bastón y
bote en mano un anciano sin duda alguna ya de la tercera edad y que la voz
popular lo ha “bautizado” con el nombre del “Predicador” alegra a muchos el
corazón y a otros les enaltece el alma o el espíritu.
La coordinación es total, a borbotones surgen las
palabras, se enhilan en frases perfectamente estructuradas, las alabanzas, los
cánticos surcan el ambiente, llegan y hacen mella en aquellos comensales
mañaneros, algunas monedas van a parar al vaso azul que en la mano izquierda
sostiene “El Predicador”
Ni el tintineo de las monedas al chocar entre sí distraen
la prédica, los segundos se transforman en minutos y se ajusta la hora, una
torta por acá y otra por allá, y el “maistro Vilo” en su estanquillo despacha
los “yogurt”, los refrescos de colas y la prensa escrita, clientes van y
clientes vienen, el embotellamiento en esquina es a cada instante, cada quien
en su actividad mundana.
Entre todo esta amalgama de “sabores y colores” y quizá
más allá de los pecados terrenales, ahí en su “púlpito” el “Predicador” calla,
despacio, lentamente desliza sus pasos, un bastón en su mano, una bolsa de
nylon y un vaso con algunas monedas forman parte de su mundo, un mundo que
quizá es mucho mejor que aquel en donde nosotros los comunes mortales vivimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario