¡EN
LETRAS DE ORO!
GRANDES
PERSONAJES, GRANDES CHAMPOTONEROS
DON
JOSÉ “EL CHEL EL PANADERO”
PAN
CALIENTE, HOJALDRAS A TRES POR VEINTE…
POR:
Juan Aarón CHONG HONG
“Pan Marchante, Pan caliente, Saramuyo, Pan
batido, hojaldras de a tres por veinte. ¿Quién me los quiere comprar?”
“Huérfano
de padre desde la edad de siete años, escasez de comida en casa, quizás fueron
los principales motivos que me impulsaron a trabajar”
Así, y
abriendo el arcón de los recuerdos Don José Enrique Novelo Durán (Don Chel el
panadero), hurga en el ayer, y al igual que muchos champotoneros habla de un
pasado de añoranza, de trabajo, esfuerzo amplio, sinsabores pero también de
alegría y satisfacciones, instalados en la amplia sala de su casa abre la
página de su historia y relata.
“Pesan
sobre mis espaldas 68 años de fructífera vida, de ellos más de 50 dedicándome
al noble oficio de la panadería, cocotazos, francés, camelias, riñón, conchas,
hojaldras, he confeccionado por cientos, quizás miles…”
Don
José Novelo, hoy prácticamente retirado de la actividad, aunque no del todo,
puesto como él mismo dice, “ya no trabajo directamente la panadería, ahora son
tres de mis hijos los que se han hecho cargo de la misma, sin embargo, sigo
pendiente de que el pan que sale sea como siempre, con la misma calidad…”
“El
Chel Durán”, deja el tema y agrega “mira ahora me estoy dedicando a la
actividad pesquera, el poco dinero que tenía ahorrado en el banco ya lo retiré
pues no rinde nada, mejor lo invertí en dos lanchas que son las que he puesto a
trabajar”
Escuchamos
atentos y queremos saber de su historia como panadero, lo “obligamos” a que nos
relate, con cierta facilidad conseguimos el propósito y Don José, se acomoda en
su asiento, se toca la gorra roja que porta sobre la cabeza y con voz pausada
expresa, “La verdad no sé decirte si yo estaba predestinado para ser panadero,
comencé en este oficio por cuestiones principalmente económicas, tendría como
siete años de edad cuando quedé huérfano de padre y sin duda alguna la falta de
figura paterna ocasionó que en la casa la situación económica no fuera tan
“espectacular” ¡raquítica! diría yo, quizás cursaba el tercer año de primaria
cuando por las razones que ya te dije acudí en busca de trabajo a la panadería
de Don Virgilio Novelo, cuando llegue al lugar me comí un pan y por este hecho
me castigaron, ¡me mandaron a lavar las charolas!, pero conseguí el trabajo.
Llegó
la semana y me pagaron mis dos primeros pesos, dinero de plata de esos 0.720.
Loco de
contento me trasladé a la casa y le entregue el dinero a mi mamá, primero se
sorprendió, después se espantó y acto seguido me interrogó sobre el hecho ¿de
donde había yo sacado el dinero?, la pregunta obligada fue ¿dónde lo agarraste?
Por más que le dije que me lo habían pagado por mi trabajo, no quedó conforme y
agarrado de la mano me llevó hasta la panadería, sitio donde efectivamente el
dueño le dijo que él me lo había dado como pago del trabajo, satisfecha mi
madre le preguntó a Don Virgilio si podía seguir trabajando, la respuesta fue
positiva y continué con el empleo, de lava charolas, pase a vender pan en
canasta y globo por las calles, en este tiempo también aproveche estudiar por las noche en la escuela “Apolonio
Rivas” donde concluí la preparación primaria”
La
amena charla continúa y Don José apenas con pequeños lapsos (quizás para
ajustar las ideas) sigue deshojando los
recuerdos, se transporta y “presume”, “a los 14 años de edad, ya sabía hacer
pan de Champotón, con la fuerza que da la juventud empiezo a idear en levantar
el “vuelo”, ¡Campeche! Pensé, ¡ahí voy!, me traslado a la ciudad y pido trabajo
en la panadería “La
Murallita Centenario”, no tardé mucho pues las ansía de
viajero hizo presa de mi y sin más ni más voy en busca de otros horizontes,
“Ciudad del Carmen”, “La perjura” panadería de Tomás Caña es mi lugar de
trabajo.
Un
tanto por la añoranza del terruño y obviamente de la familia retorné a
Champotón y, donde con el dinero que había logrado ahorrar de mi trabajo en
Ciudad del Carmen, alquilé la panadería de Don Arsenio Durán, esta se ubicaba
en la calle 28, creo que era como el año de 1952, lo que si recuerdo es que en
1956 construí mi propia panadería “La Moderna” en el mismo sitio donde actualmente se
encuentra, solo que en ese entonces además de pan, también hacía otras
actividades de abarrotes, vendí ropa,
pescado y hasta una granja de cerdo
trabajé.
En
todos estos años aprendí a confeccionar todo tipo de pan, mantecadas,
volovanes, hojaldras de jamón y queso, etcétera, cuento con recetas de alta
panadería, año con año las industrias del ramo a nivel nacional y hasta
internacional me hacen llegar lo último en confección de panes, en verdad ya no
lo trabajo, como te dije son mis hijos los que están al frente, sin embargo el
cuidado higiénico que tenemos para hacer el pan es total, no olvidamos que el
pan finalmente va a parar a las mesas de los champotoneros y como tales que
somos, cuidamos que el alimento que consuman hayan sido higiénicamente
elaborados.
Dentro
de sus otras actividades productivas que a lo largo de sus 68 años de vida ha
tenido don José Durán se encuentran el haber sido Comándate de la Policía Municipal
en el trienio de 1971 – 1973 (Carlos Flores Barrera) y también director de la Policía por más de un año
en el periodo del trienio de Herculano Angulo Villacís.
Hoy,
Don José, “retirado” de todo ello, no deja de reconocer que el oficio de la
panadería es muy noble pues le ha permitido o le permitió sacar adelante a su
familia, pero sobre todo esto, se limita a comentar que “Teniendo la comida ya
somos reyes”, también agrega que “Un Peso guardado es un peso bien ganado”.
“Pan marchante,
pan caliente, saramuyo, pan batido, hojaldras a tres por veinte. ¿Quién me los
quiere comprar? Don José “El Panadero” una historia más de nuestra tierra.
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