miércoles, 17 de abril de 2013

Pan caliente, saramuyo pan batido y hojaldras a tres por 20



¡EN LETRAS DE ORO!

GRANDES PERSONAJES, GRANDES CHAMPOTONEROS

DON JOSÉ “EL CHEL EL PANADERO”


PAN CALIENTE, HOJALDRAS A TRES POR VEINTE…

POR: Juan Aarón CHONG HONG

 “Pan Marchante, Pan caliente, Saramuyo, Pan batido, hojaldras de a tres por veinte. ¿Quién me los quiere comprar?”

“Huérfano de padre desde la edad de siete años, escasez de comida en casa, quizás fueron los principales motivos que me impulsaron a trabajar”
Así, y abriendo el arcón de los recuerdos Don José Enrique Novelo Durán (Don Chel el panadero), hurga en el ayer, y al igual que muchos champotoneros habla de un pasado de añoranza, de trabajo, esfuerzo amplio, sinsabores pero también de alegría y satisfacciones, instalados en la amplia sala de su casa abre la página de su historia y relata.
“Pesan sobre mis espaldas 68 años de fructífera vida, de ellos más de 50 dedicándome al noble oficio de la panadería, cocotazos, francés, camelias, riñón, conchas, hojaldras, he confeccionado por cientos, quizás miles…”
Don José Novelo, hoy prácticamente retirado de la actividad, aunque no del todo, puesto como él mismo dice, “ya no trabajo directamente la panadería, ahora son tres de mis hijos los que se han hecho cargo de la misma, sin embargo, sigo pendiente de que el pan que sale sea como siempre, con la misma calidad…”
“El Chel Durán”, deja el tema y agrega “mira ahora me estoy dedicando a la actividad pesquera, el poco dinero que tenía ahorrado en el banco ya lo retiré pues no rinde nada, mejor lo invertí en dos lanchas que son las que he puesto a trabajar”
Escuchamos atentos y queremos saber de su historia como panadero, lo “obligamos” a que nos relate, con cierta facilidad conseguimos el propósito y Don José, se acomoda en su asiento, se toca la gorra roja que porta sobre la cabeza y con voz pausada expresa, “La verdad no sé decirte si yo estaba predestinado para ser panadero, comencé en este oficio por cuestiones principalmente económicas, tendría como siete años de edad cuando quedé huérfano de padre y sin duda alguna la falta de figura paterna ocasionó que en la casa la situación económica no fuera tan “espectacular” ¡raquítica! diría yo, quizás cursaba el tercer año de primaria cuando por las razones que ya te dije acudí en busca de trabajo a la panadería de Don Virgilio Novelo, cuando llegue al lugar me comí un pan y por este hecho me castigaron, ¡me mandaron a lavar las charolas!, pero conseguí el trabajo.
Llegó la semana y me pagaron mis dos primeros pesos, dinero de plata de esos 0.720.
Loco de contento me trasladé a la casa y le entregue el dinero a mi mamá, primero se sorprendió, después se espantó y acto seguido me interrogó sobre el hecho ¿de donde había yo sacado el dinero?, la pregunta obligada fue ¿dónde lo agarraste? Por más que le dije que me lo habían pagado por mi trabajo, no quedó conforme y agarrado de la mano me llevó hasta la panadería, sitio donde efectivamente el dueño le dijo que él me lo había dado como pago del trabajo, satisfecha mi madre le preguntó a Don Virgilio si podía seguir trabajando, la respuesta fue positiva y continué con el empleo, de lava charolas, pase a vender pan en canasta y globo por las calles, en este tiempo también aproveche  estudiar por las noche en la escuela “Apolonio Rivas” donde concluí la preparación primaria”
La amena charla continúa y Don José apenas con pequeños lapsos (quizás para ajustar las ideas)  sigue deshojando los recuerdos, se transporta y “presume”, “a los 14 años de edad, ya sabía hacer pan de Champotón, con la fuerza que da la juventud empiezo a idear en levantar el “vuelo”, ¡Campeche! Pensé, ¡ahí voy!, me traslado a la ciudad y pido trabajo en la panadería “La Murallita Centenario”, no tardé mucho pues las ansía de viajero hizo presa de mi y sin más ni más voy en busca de otros horizontes, “Ciudad del Carmen”, “La perjura” panadería de Tomás Caña es mi lugar de trabajo.
Un tanto por la añoranza del terruño y obviamente de la familia retorné a Champotón y, donde con el dinero que había logrado ahorrar de mi trabajo en Ciudad del Carmen, alquilé la panadería de Don Arsenio Durán, esta se ubicaba en la calle 28, creo que era como el año de 1952, lo que si recuerdo es que en 1956 construí mi propia panadería “La Moderna” en el mismo sitio donde actualmente se encuentra, solo que en ese entonces además de pan, también hacía otras actividades de abarrotes, vendí  ropa, pescado y hasta una granja de  cerdo trabajé.
En todos estos años aprendí a confeccionar todo tipo de pan, mantecadas, volovanes, hojaldras de jamón y queso, etcétera, cuento con recetas de alta panadería, año con año las industrias del ramo a nivel nacional y hasta internacional me hacen llegar lo último en confección de panes, en verdad ya no lo trabajo, como te dije son mis hijos los que están al frente, sin embargo el cuidado higiénico que tenemos para hacer el pan es total, no olvidamos que el pan finalmente va a parar a las mesas de los champotoneros y como tales que somos, cuidamos que el alimento que consuman hayan sido higiénicamente elaborados.
Dentro de sus otras actividades productivas que a lo largo de sus 68 años de vida ha tenido don José Durán se encuentran el haber sido Comándate  de la Policía Municipal en el trienio de 1971 – 1973 (Carlos Flores Barrera) y también director de la Policía por más de un año en el periodo del trienio de Herculano Angulo Villacís.
Hoy, Don José, “retirado” de todo ello, no deja de reconocer que el oficio de la panadería es muy noble pues le ha permitido o le permitió sacar adelante a su familia, pero sobre todo esto, se limita a comentar que “Teniendo la comida ya somos reyes”, también agrega que “Un Peso guardado es un peso bien ganado”.
“Pan marchante, pan caliente, saramuyo, pan batido, hojaldras a tres por veinte. ¿Quién me los quiere comprar? Don José “El Panadero” una historia más de nuestra tierra.

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